Te podría decir el clásico, soy ingeniero industrial, tengo una maestría en educación, soy coach ejecutivo y padre de 3 hermosos hijos, ¿pero de verdad me estaría preguntando quién soy yo?
Para poder haber escrito este libro, debió haber alguna razón muy fuerte, muy interna, una revolución que me hizo leer más de 100 libros acerca de desarrollo personal, negocios, emprendimiento y marketing, y, sobre todo, de haber invertido todos mis ahorros en una mentoría del Best Seller español Laín García Calvo, entonces…creo que debió haberla, ¿no?
Estoy seguro de que, por tus pensamientos, estará pasando la siguiente incógnita, ¿De qué rayos le nació escribir un libro con esta temática de emprender?, ¡YA TENEMOS SUFICIENTE! Muchos emprendedores nos comunican sus productos o servicios, para que aparezca alguien más…
En síntesis, quiero aportarte valor, porque creo que todas las personas siempre tienen alguna experiencia trascendental, que puede impactar en la vida de los demás de una manera positiva, auténtica, real, y yo no soy ajeno a eso, así que quiero relatarte qué es lo que me ocurrió por aquel año de 1996, cuando yo cursaba el segundo de secundaria de un reconocido colegio en la ciudad de Trujillo…
Mi madre, a la cual amo mucho, decidió EMPRENDER, un negocio orientado a la educación, específicamente un instituto de secretariado, inglés y ofimática, que por esos tiempos se estaban poniendo de moda. Ella, después de haber logrado una experiencia importante como jefa del departamento de secretariado de un prestigioso instituto de la época, decidió aventurarse en un rubro en el que, sin dudar alguna, ella tenía todo el conocimiento para poder enseñarlo particularmente, y forjar excelentes profesionales tal como ella lo anhelaba.
En primera instancia, este proyecto lo había decidido iniciar en la sala de nuestra casa (por lo que tuvimos que mudarnos al 3º piso), y posteriormente buscar un lugar más céntrico, en el orbe de la plaza de armas de Trujillo.
Hasta ahora recuerdo la inauguración, con la presencia del pastor David (que en paz descanse), y algunos familiares muy emocionados por mi mamá, y yo, por supuesto, realmente estaba entusiasmado a mis 13 años, con la inocencia que me acogía, de que pronto saldríamos de la situación económica en la cual nos encontrábamos…
Con respecto al equipamiento, mi mamá había adquirido 6 computadoras Pentium (nivel V, me parece, no lo sé), 20 carpetas, un escritorio, un cartel luminoso grande que lo había colocado afuera del condominio, y por supuesto, el instituto contaba con todas las autorizaciones pertinentes por parte del ente regulatorio de mi ciudad, así que todo estaba en regla…
Cómo olvidar, la GRAN campaña de marketing por la cual mi mamá había apostado (no existían las redes sociales en ese tiempo), así que, un comercial en panamericana televisión, una pauta publicitaria en una radio local, y cientos de trípticos con la información a detalle de los cursos que se iban a dictar en EXECUTIVE CENTER (así se llamó y el diseño del logo, la verdad que sí me agradó), sería suficiente…
Al comienzo, para ser sincero, notaba muchas personas interesadas en el programa, se matricularon un promedio de 9 alumnos y eso daba una luz de esperanza de que este EMPRENDIMIENTO podía funcionar, pero, con el correr de los meses, la demanda por el instituto de mi mamá había empezado a decaer, en mi opinión (análisis posterior, claro, cualquiera es general después de una guerra), la lectura del mercado no había sido la correcta, por lo que estaba pasando la factura a la inexperiencia o noviciado de sacar a flote un negocio de este calibre…
Para culminar con broche de oro, una tarde que yo llego del colegio, me siento para tomar mi lonche como de costumbre, y en eso mi mamá también se acomoda a mi lado, pero yo ya la notaba extraña, y justo en ese instante que voltea a mirarme, ella empieza a llorar desconsoladamente, solo repitiendo, nos van a quitar la casa, nos van a quitar la casa, automáticamente solo atiné a abrazarla con mucho amor y aliento…
Pues la razón era obvia, pero yo no la supe hasta ese momento. Ella, para poder haber lanzado este negocio, había recurrido a un fuerte préstamo bancario, cuya garantía en juego no era más que NUESTRA CASA, y justamente ese día, había encontrado una notificación debajo de la puerta, en el cual nos daban un ultimátum, que, si no se ponía al corriente con la cuota pactada, simplemente nos la quitaban.
Del cómo salimos de esa coyuntura, es otra historia, pero, sí te puedo indicar que fue un punto de partida, esa experiencia fallida de mi madre, para que yo me sumerja en el mundo del emprendimiento, años después…
Con esto no quiero decir que tuve muchos errores en el camino, soberbia, egocentrismo, envidia, me rodearon como jinetes, y que si hubiera escuchado en su momento algunos consejos sabios de personas que me querían, otro fuera el cantar, pero, a lo que voy es que es cuestión de que mires adentro tuyo para ver como una experiencia, una anécdota o una vivencia, lo puedas utilizar como un trampolín para intentar algo MARAVILLOSO, nunca es tarde para ser feliz e independiente, ya sea la edad que tengas, 25, 35, 45, 55, 65, siempre hay una oportunidad para ser tú mismo y hacerte la pregunta, ¿Quién SOY YO?
¡TODOS TENEMOS HISTORIAS!
Y si en caso, sientes que no has tenido algo que te haya impactado, pues engánchate de una experiencia ajena, es otra forma de aprender, pero siempre busca esa inspiración que te haga saltar de la cama y a SALIR CON TODO, para cualquier área de tu vida…
Gracias por haber leído esto.
Gracias por estar aquí.
Todos mis productos son hechos con mucho cariño para ti.
Andrés Infantas.